RAZÓN AUREA

03 enero 2011

El garzón de Ida




“Cuando el que ministrar podía la copa a Júpiter mejor que el garzón de Ida”
Luís de Góngora, Soledad primera, parte primera.





Alude el poeta a Ganímedes, raptado por Zeus en el monte Ida, de la Frigia, convertido en águila para la ocasión.
Su mítica belleza lo elevó a amante del dios de dioses y copero de la corte del Olimpo.
Sin duda, el personaje náufrago de esta primera “Soledad”, era, a los ojos del gran poeta –cura rijoso y “cordobés sonado” (1)-, aún más bello.

Y viene este “cuento” a cuento de lo que estos días postreros del otoño el cielo ofrece: Júpiter con su bello efebo y toda su corte celestial despidiéndose por otro año entre las luces de la tarde y las brumas de poniente.
Un poco como viene a decir el poeta al final del texto:

“Si mucho poco mapa le despliega,
Mucho es más lo que, nieblas desatando,
Confunde el Sol y la distancia niega.”





Sevilla, otoño de 2009





(1) En un soneto de Quevedo “dedicado” a Góngora:

“Vuestros coplones, cordobés sonado,
sátira de mis prendas y despojos,
en diversos legajos y manojos
mis servidores me los han mostrado.
…/…”

Pintura: casa Palacio de Santoña en Madrid, hoy sede de la Cámara de Comercio e Industria de la capital del Reino.

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